“Quería una nueva vida, y en CORFO la tuve”

La permanencia de esta querida funcionaria está llena de anécdotas y ha sido testigo de los cambios más profundos en la historia de Chile en las últimas dedicadas. Incluso, vivió el Golpe Militar dentro del edificio de la institución.

dscn0707Beatriz Ramírez, secretaria ejecutiva con 45 años de servicio. La permanencia de esta querida funcionaria está llena de anécdotas y ha sido testigo de los cambios más profundos en la historia de Chile en las últimas décadas. Incluso, vivió el Golpe Militar dentro del edificio de la institución.

El 15 de febrero de 1971, Beatriz Ramírez,  secretaria ejecutiva de Fiscalía, llegó a trabajar a CORFO. Vino en búsqueda de un nuevo comienzo y llena de ilusiones,  sin pensar que arribaba a una institución  que sería parte de su
vida por más de 45 años, por la que profesa orgullo y cariño. “Para mí fue un cambio de vida, porque venía saliendo de una separación y tenía dos hijas, Paola y Cynthia, una de un año y medio y la otra de un año. Llegué a la central telefónica, en la que estuve un año, y de ahí comenzó mi carrera como secretaria”, relata.

Durante ese proceso incluso le cambiaron el nombre: “Mi primer nombre es Patricia, pero en la central telefónica había otra Patricia; por ello, María Nirma Prado (su amiga desde esos años), quien era mi jefa, me dijo: ‘Te bautizo como Beatriz, tu segundo nombre’; y para mí fue maravilloso, porque quería una nueva vida, y en CORFO la tuve”,
asegura.
Luego de deambular como secretaria por distintas dependencias, en 1986 llegó a Asesoría Legal de Fiscalía, y continúa en ese lugar hasta hoy. “El trabajo es muy gratificante, tanto en el trato con los abogados como con las jefaturas y todos quienes trabajan acá. Una les toma cariño a las personas. Me ha tocado enseñarles a los abogados que llegan cuáles son los trámites de Fiscalía, las carátulas de cada operación, etcétera. Me tienen muchas confianza, incluso tengo que colaborar con la edición de las escrituras; es un trabajo bastante interesante”.

– ¿El cambio tecnológico ha sido un problema?
– Llegamos con máquinas de escribir, y había que tipear con stencil para sacar las copias en papel roneo; las nuevas
generaciones dicen: ‘Qué es eso’, jajaja. La tecnología siempre ha sido un desafío para mí.

– ¿Cuál es su opinión respecto a CORFO?
– Es una institución maravillosa, de mucho prestigio, y las personas que la forman son excelentes. Trabajar en
CORFO significa una distinción.

– Y esta historia, ¿cuándo tendrá un final?
– Hasta cuando Dios lo disponga y me dé las fuerzas necesarias… podría ser el próximo año. Si la salud me acompaña, seguiré adelante.

UP y Dictadura: la etapa más difícil 

Los primeros años en la institución fueron complejos para Beatriz, pues tuvo que sortear diversos escenarios hasta que Chile volvió a la democracia.

– ¿Cómo fue el inicio de su vida laboral en CORFO?
– Cuando l legué (durante la Unidad Popular) pedían recomendaciones políticas y yo no las tenía. Estuve seis meses sin contrato ni sueldo. A los tres meses me comencé a inquietar y pude hablar con el jefe de personal -de ese entonces- y le dije: “Mis recomendaciones son Paola y Cynthia, mis dos hijas”; y de ahí me contrataron y me pagaron todos los meses.

– ¿Cómo vivió el Golpe Militar?
– Al principio fue muy difícil. El 11 de septiembre (de 1973) me pilló acá, con todas las balaceras, con los francotiradores, intentar salir del edificio; todo eso me tocó vivirlo en la institución. Yo trabajaba en el segundo piso. Menos mal que me dejaron salir, ya que muchos compañeros que no salieron no los volví a ver.

– Y los meses siguientes, ¿cómo fueron?
– En ese tiempo, quedarse en CORFO era como sacarse la Polla Gol, que recién comenzaba. Éramos 6.000 funcionarios en todo Chile y quedamos alrededor de 400; pero nadie sabía cómo escogían los despidos (…) Me ofrecieron otro trabajo, pero tenía la camiseta puesta. Durante el gobierno militar los sueldos eran a escala única y fue muy difícil sobrevivir. Pero salimos adelante.